jueves, 22 de mayo de 2008
TEATRO
Nunca he hablado de teatro. Ya es hora que empiece.
De momento ayer vi "Fool for love" que su autor, Sam Shepard la define así: "Surgió de enamorarme. Es una experiencia asombrosa. Por un lado no lo cambias por nada del mundo; y por otro es el infierno absoluto".
Es áspera, cruda, y recuerda tanto a "Paris, texas". Si podéis, ir a verla. Está en L'Altre Espai (Valencia), pero supongo que viajará por España (viene de Madrid, creo).
Por ella circulan mariachis, y música de Elvis, Johnny Cash, Blondie,... Tal vez eché de menos este temazo de Nick Cave:
martes, 20 de mayo de 2008
El libro del mes (Mayo 2008)
“Cuéntalo bien. El sentido común aplicado a las historias”
También publicado en Séptimo vicio.
Fue David Muñoz (más bien su blog) quien me puso tras la pista de este curioso relato de Ana Sanz-Magallón. Un libro corto que se lee de una sentada (o en un viaje, que es mi caso), y que viene muy bien para desengrasar la máquina antes de una escritura, una reescritura o una primer tratamiento de un guión (o novela, o relato, o ...).
¿Cuáles son sus aciertos?
Ser directa, lo primero. Al grano al grano, que la paja ya la ponen los manuales. A veces va tanto al grano que se olvida de los caminos por donde circular. Los personajes, por ejemplo, los trata muy por encima, pero se le perdona por píldoras de verdad como estas: “Generalmente, a esta conexión se la llama empatía. La empatía supone ponerse en la piel del otro, entender sus experiencias y emociones. No significa que ese otro te caiga bien ni que apruebes su conducta, pero sí que puedas ver las cosas desde su punto de vista.” Lo que lleva a hablar de la diferencia entre simpatía y empatía con un personaje. Y es que este no-manual (como constantemente nos recuerda la autora) esta lleno de lucha de contrarios para que con este paralelismo, entendamos bien como aplicarlos (“tesis y antítesis”, “deseo y necesidad”, etc).
Otro acierto: su tono desenfadado. La verdad, estaba harto de esos manuales de guión que lo que hacen es sentar cátedra (falta decir amén al final de cada capítulo). No conozco a la autora, pero parece que te estés tomando un café con ella y te explique en ese momento todo esto. Se basa mucho en las anécdotas e historias que contamos en las cenas entre amigos (Debe ser una debilidad suya, digo yo), y eso lo hace ligero y ágil. Es verdad que no encontramos grandes reflexiones en sus páginas, pero bueno, sabías a lo que venías, ¿no?
Machaca bien los conceptos (objetivos de la historia, arco de transformación de los personajes,...), pero esto es algo que en pedagogía es esencial, y aunque puede parecer repetitivo, se convierte en un acierto.
Y como parte del sentido común, ella misma lanza el órdago: “No te estoy diciendo nada que no sepas, ya lo sé”. Yo añado: “¡Te lo estoy recordando, que se te olvida!”. Y es que tal vez el pero más grande que se le puede hacer es que aquello que nos dice ya lo sabemos, y que está a medio camino entre la repetición (buena y positiva) y la proscrastinación (peligrosa). En fin, en esa lucha de contrarios se encuentra el no-manual.
Yo lo recomiendo para guionistas noveles (por supuesto), para aquellos que están en el dique seco en alguna de las versiones (como el personaje de Nicolas Cage en Adaptation), y para aquellos que se dedican a otras historias: relatos breves, teatro, cuentacuentos,...
Para acabar un par de ideas de la autora: “Un guión o una novela no es un ligue de verano, sino una pareja para varios años, así que sé selectivo. La convivencia desgasta: conlleva roces, desilusiones y renuncias”. Y esta otra: “Lo peor que puede pasar, si no encuentra su hueco, es que nunca ganes dinero como escritor. No es tan grave, ¿no?, porque no me vas a decir que lo mejor que se te ha ocurrido para ganar dinero es ponerte a escribir en España...”
Me quito el sombrero :)
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jueves, 15 de mayo de 2008
ESCRIBES O DIRIGES? (1) PAU MARTÍNEZ
Nueva sección!
Ya avisé a navegantes que Mayo venía cargado. “Escribes o diriges?” es una nueva sección mensual donde profesionales del sector (mayoritariamente directores o guionistas), nos hablarán de los entresijos de la industria, de sus estrategias, de sus trucos a la hora de crear. Empezamos con Pau Martínez.
Esta mañana he visto un pase privado para equipo y amigos de su última peli, El Kaserón. En breve sabremos más de ella.
Él se presenta y os cuenta a que se dedica:
Soy Pau Martínez, he dirigido dos películas y una tvmovie. También he trabajado en televisión realizando y dirigiendo series documentales. He escrito varios guiones aunque hasta la fecha no he conseguido rodar ninguno. Gabkarwai es socio y amigo. Además hemos realizado juntos varios videoclips y un largometraje documental.
Garkarwai.- Escribes o diriges?
Pau Martínez.- Llegué a la dirección y a la escritura casi como una necesidad. Al principio intenté canalizar la creatividad a través de la interpretación, pero la fui dejando de lado frente a la escritura y la dirección. Y supongo que porque no tenía talento como actor. Es curioso pero, a pesar de que llevo escribiendo mucho tiempo, todos mis trabajos profesionales hasta la fecha han sido encargos para dirigir guiones de otros. Sin embargo, he intentado siempre llevar los guiones a mi terreno, encontrar aquellos puntos que me interesaban de la historia, los más cercanos a mi mundo y potenciarlos. Creo que es parte del trabajo del director trabajar en el guión hasta llegar a algo en lo que creas. Hay directores que trabajan de otra manera pero yo sin esa base me sentiría perdido en el rodaje.
Hoy en día a parte de ser una vía para expresarme lo considero un trabajo en todos los sentidos de la palabra. Yo soy muy escéptico, considero que hay muy pocos artistas en éste trabajo nuestro, tanto entre los guionistas como entre los directores. La mayoría debemos conformarnos con ser buenos artesanos, que no creo que sea poco. En todo caso es el conjunto de una obra lo que hace que un artesano se convierta en un artista. He visto a pasar a muchos que se consideraban genios e intentaron hacer obras maestras de su opera prima y se quedaron en el camino. Yo quiero, si es que llego a esa edad, seguir dirigiendo con 60 años. Yo quiero ser Tavernier, Chabrol o Clint Eastwood, de los que apenas recordamos sus primeras películas pero de los que nos fascina el conjunto de sus obras. Porque muy pocos pueden ser como Truffaut o Welles e impactar con su primera película.
GKW.- Inicios, estudios y primeros trabajos. Sensaciones
PM.- Estudié Historia del Arte porque no pude entrar en Comunicación audiovisual, debido a que la nota de corte era muy alta, aunque la verdad es que casi me alegro de no haber entrado. Los conocimientos sobre el arte, la forma en que encuadraban determinados artistas, el uso del color, de las sombras e, incluso la iconografía y los simbolismos de toda la historia del arte me parecen conocimientos de gran importancia para un director. Además, alguna gente de la que conocí en esa época siguen siendo grandes amigos míos. Me di cuenta que no hacía falta estudiar Comunicación Audiovisual para aprender los mecanismos de un rodaje, que era lo que a mí más interesaba. Como explicaba antes mis inicios fueron como actor, pero lo dejé por falta de talento. Gab puede dar fe de ello, puesto que el primer rodaje que conocí como tal fue un corto en el que él junto a otra gente me dirigió como actor. A partir de ahí junto a unos amigos, alguno de los cuales sigue siendo socio mío, decidimos alquilar una cámara y rodar un corto en el garaje de casa de mis padres. Sólo éramos un grupo de amigos que habían alucinado viendo Clerks y pensábamos que cualquiera podía hacerlo. Evidentemente cualquiera no podía hacerlo, pero el corto, Malditos Amateurs, funcionó bastante bien, ganamos el primer premio en Quart de Poblet y con el dinero del corto, a pesar de que había quien decía que nos los gastaríamos en gambas, decidimos hacer un corto en la misma línea pero más ambicioso Franco ha muerto, que ganó más premios. La verdad es que a partir de ahí tengo la sensación de que todo ha ido muy rápido, pero sin las ganas y las ansias por aprender los mecanismos de rodaje de aquellos años creo que todo lo demás no habría sido posible.
GKW.- ¿Con qué trabajo te sientes más lleno, orgulloso, confiado, etc, y por qué?
PM.- Últimamente, al pensar en las tres películas que he dirigido, he encontrado cierta unidad, puntos en común, cierta coherencia, a la que he llegado a veces de manera inconsciente he de reconocerlo. Y esto me hace sentir bien, no sé si orgulloso. Supongo, que ahora que estoy a punto de estrenar mi segunda película para cine, El Kaserón, es inevitable echar la vista atrás, reflexionar sobre lo hecho hasta ahora. Y he encontrado un punto en común a los tres protagonistas que considero que, al menos en las dos últimas, Omar Martínez y El Kaserón, han sido en parte aportación mía. Los tres personajes están marcados por el miedo. Miedo a ser felices, miedo a no serlos, miedo al dolor, más al emocional que al físico. El miedo les impide avanzar en una dirección o les hace avanzar en otra. Es el caso de Omar y Toni en Omar Martínez, o del personaje de Alfredo en El Kaserón, pero también del personaje de Daniel en Bala Perdida. ¿Por qué considero que es aportación mía? Porque en algunos casos directamente reforcé esa sensación en el guión con secuencias nuevas o líneas de dialogo nuevas, pero sobre todo porque les insistí mucho a los actores en éste aspecto tanto en los ensayos como en el rodaje. Por suerte los tres, Juanjo, Younes, Alex y Fele son actores muy inteligentes, que enseguida lo tuvieron claro.
Supongo que llegar a ésta conclusión, encontrar esa coherencia en mi obra, me hace en cierta manera sentirme orgulloso de lo realizado hasta ahora. Aunque también me preocupa porque esos miedos siguen presentes en mi vida por mucho que intenté exorcizarlos a través de las películas.
GKW.- Cuando escribes / diriges, ¿Qué herramienta / estrategia utilizas a menudo que te surja efecto?
PM.- Una de las cosas que más me gusta es trabajar con referentes que aparentemente no tengan nada que ver con la historia o con la estética, pero si con el fondo y desde ahí llegar a lo que quiero. Un ejemplo, recuerdo la primera vez hablé con Fele Martínez sobre el personaje de Alfredo, protagonista de El Kaserón. Es un abogado que con más de treinta años acaba de aprobar las oposiciones de un ayuntamiento y su primer caso es una casa de okupas, donde acaba enamorándose de una de las okupas. En esa primera conversación le dije a Fele que Alfredo era como Frodo Bolsón en El señor de los anillos o Luke Skywalker en Star Wars. Y le dije eso porque Alfredo no dejaba de ser un antihéroe, que sin quererlo se enfrentaba a la aventura más grande de su vida. Salvando las distancias por la magnitud de la aventura creo que las similitudes está ahí y era una manera clara y rápida de lanzar el mensaje.
También me encanta trabajar desde el contraste. Esto lo aplico sobre todo a la música. Cuando cuentas la historia de un magrebí inmigrante ilegal, la tentación de hacer una banda sonora con raíces de su país de origen es obvia pero a mí particularmente no me interesaba. Por eso le pedí a Arnau Bataller, que hizo un trabajo excelente, que compusiera pensando en un terceto, que al final fue cuarteto, de cuerda. Era una manera de reforzar lo que me interesaba que hiciera avanzar la historia, el amor imposible entre el protagonista y la chica, ambos inmigrantes ilegales. Las miserias diarias, el origen de los protagonistas ya estaban en la pantalla, en sus rostros lo que quería de la música era otra cosa, que reforzara esa historia de amor.
En el caso de El Kaserón también le pedí a Nacho Marco una cosa diferente a lo que íbamos a ver en la pantalla. No me interesa la música que escuchan los protagonistas, de hecho hay alguna secuencia que lo muestra, me interesa la música que genera sensaciones y eso considero que llega mejor a través de músicas que aparentemente no tienen nada que ver con los gustos de los protagonistas.
No sé, el contraste me parece una manera muy interesante de llegar a determinadas sensaciones.
GKW.- Recomienda un libro y una peli y porqué estos y no otros
PM.- El libro que más me ha causado mayor impacto en los últimos años ha sido Sábado, de Ian MacEwan. Me encanta la manera en que describe determinadas situaciones. Como alarga la tensión hasta hacerla insoportable, aunque no puedas dejar de leer para descubrir que pasa a pesar de su dureza. Una dureza más emocional que física. Y sobre todo la minuciosidad con que nos descubre la psicología de sus personajes.
Una película. Bonnie and Clyde, de Arthur Penn. Porque a pesar de ser una historia de violencia, de robos, de asesinatos, es una historia de amor maravillosa.
GKW.- Estás con un joven guionista / director. ¿Qué consejo le darías?
PM.- Aprende sobre todo de la vida. Si lo aprendes todo del cine acabas creando productos artificiales, que se parecen a tal película o a tal otra, pero que no tendrán personalidad propia.
GKW.- Gracias
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Hasta aquí la charla. Preguntas? Volvemos en breve.
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Pau Martínez
lunes, 12 de mayo de 2008
...MUERTO (2)
Viene de...
Mientras conduzco dirección a Coimbra en mi teléfono suena un bip, bip. Lo miro y pienso que luego le echaré un vistazo. Deliciosa la canción de la radio. En una radio portuguesa suena "September in the rain" de Dinah Washington. No la conocía, pero suena tan a Ella, a la Fitzgerald, que me ha puesto los pelos de punta.
Llegamos a Coimbra, a las nueve de la noche. La ciudad está atestada de "tunos". Lo sé, no lo son, pero con esas capas negras, lo parecen. Hoy es el día grande. Se entonará la "serenata". Buscamos hotel. Nos colamos en uno precioso, angosto y lleno de escaleras. Pienso en Ray y en el bacalao de 3 euros.
Hoy vamos a cenar una franceshina. "Vinho verde, por favor." Sigo pensando en Dinah, en septiembre, en como será el color de Coimbra en esa época. Al salir de la taberna, medio pedo, una estudiante me vomita delante. "Bienvenido a Coimbra" comenta alguien.
Vamos celebrando con ellos esa "serenata" camino arriba. Nunca sé donde pararemos, solo sé que cada calle estrecha que subimos nos encontramos con más y más "tunos". Finalmente llegamos a una gran plaza: la Universidad. Coimbra viva! Joder, como beben estos portugueses.
Nos animamos hacia donde dicen que se canta la "serenata". En el camino sacamos vinho y cervezas de los bares que vamos cruzando. Al llegar a Sa vella, un gran griterío escolta la "serenata". Pero yo sigo oyendo a Dinah.
En ese momento, ya borracho recuerdo: el mensaje. Tiro a abrir el teléfono de concha y cae al suelo. Me arrodilló para localizarlo: "Joder, no se pueden estar quietos". Las dos chicas que me acompañan me hacen corro. Cojo el móvil. Tiene un mensaje. Es Ray: "Querido Gab". Sonrío. Solo él podía escribir una cosa así. Se habrá caído borracho en el Duero. Je. Me apoyo en un coche. Es una ambulancia.
- Sería irónico que me tuviera que llevar este taxi. El conductor, claro, no me hace ni puto caso. Apoyado como he podido en una ambulancia acierto a contestarle: "Coimbra cojonuda. Dinah, un encanto. Bajas o quedamos en Santa Maria de la Feira?". Envío.
Me adentro entre la multitud sabiendo que tal vez el resto de la noche no lo llegaré a recordar mañana.
domingo, 11 de mayo de 2008
...MUERTO
Esto se inicia aquí. No sé donde acaba. Espero que con un par de cervezas querido beboper.
- Totalmente. Deja un sabor basto. Lo he regado todo con un Muralhas que me ha secado la boca. ¿Lo has probado?
Tal vez Rayban esté pensando en aquella chica que paso saltando de roca en roca, graciosa, curiosa. Tarda mucho en contestar. Suelta el humo.
- Sabes, me quedaría aquí hasta la puesta de sol. Solo faltan un par de cervezas. ¿Viste Beautiful girls?
- ¿Bromeas? Me la sé de memoria. Iba buscando a Natalie por cada esquina.
Rayban se echa unas risas ante la ingenuidad que acabo de soltar. Me tengo que ir camino de Coimbra. Las dos chicas con las que he venido me han mandado un sms. Se lo digo a Rayban. Parece que prefiere quedarse allí.
- Oye Ray, ¿Cuál es la próxima ciudad que vas a visitar?
(Después recordé aquel relato de Cortázar sobre Charlie Parker, “El perseguidor”, y pensé que no soy un hombre de minutos, tal vez de días, pero como los buenos vinos, al dejarlo reposar sacan su gusto añejo. Cogí el coche, las dos chicas y salí camino a Coimbra a oír la serenata. Esperaré un mensaje de Rayban para saber que hizo a orillas del Duero)
jueves, 8 de mayo de 2008
COSAS QUE HACER EN OPORTO CUANDO ESTÁS...
Amé tanto esa película durante tanto tiempo (“Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto”) que va mi pequeño homenaje a Gary Fletcher y, sobre todo, Scott Rosenberg.
- Pasear sin rumbo fijo y sin guía delante sabiendo que lo mejor del camino es aquella parte que aún no conoces y tienes que descubrir.
- Encontrarte con un tranvía y subirte a él sin un compromiso de vuelta.
- Saber que vas en buena compañía.
- Saber que tal vez me crucé con "el guionista con Ray-ban" (estuve donde hizo esa maravillosa foto!) y tuvimos una conversación intrascendente sobre la comida portuguesa.
- Observar con placer el templo de la sabiduría, la biblioteca Joanina de la Univ. de Coimbra.
- Oscilar encima de un puente oscilante. (Yo y las alturas. Incompatibilidad de caracteres).
- Saber que no existes si no estás representado. No existes si no te fotografían. ¿Para qué sirven las fotografías?
- Comerme unas galletitas riquísimas en Santa María de la Feira mientras visitábamos el castillo y pensaba que allí se podría rodar una gran peli de época.
- Terminarme la nueva reseña (el nuevo libro de este mes, que llega en breve) para cerciorarme que las buenas historias nacen de las anécdotas más cotidianas (como decía la Highsmith).
- Disfrutar de un buen vino verde a la orilla del Duero y pensar que, como en la fotografía, veo la vida del revés y todavía no me he dado cuenta.
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