lunes, 18 de enero de 2010

El más íntimo de los silencios


Un fin de semana con el guionista que va aquí abajo, y con algún otro guionista en Barcelona, me ha hecho recordar la intensidad del viaje, de los viajes. En el trayecto en tren, mientras escuchaba clásicos de Otis Redding, Lou Reed, Oasis, Beck, Aretha Franklin o Ray Charles (la verdad que los hilos musicales de Renfe en ocasiones no están mal), recordaba todo lo que me ha dado esta ciudad y lo que me ha quitado.

El tren también me dio para leerme esta interesante conversación entre Tom Stoppard y David Trueba, de la que rescato algunas perlas:

"La radio y la televisión fueron una escuela asombrosa. Multitud de guionistas y escritores hemos salido de allí. Ahora, por suerte, en Londres han surgido muchas pequeñas salas independientes y la gente puede ver sus obras representadas sin problemas. He visto piezas de autores de apenas veinte años que son estupendas".

"Y las risas. Nunca esperé que hubiera tantas risas. De hecho con las risas en el teatro te conviertes en un esclavo, porque si algún día no se ríen donde lo hacen siempre comienzas a hacerte todo tipo de preguntas incómodas. ¿Qué está fallando? La risa finalmente es una de las expresiones más colectivas de aprecio. Y los autores nos volvemos locos por ellas. Pero en una obra tan densa como ésta nunca creí que cobraran tanta importancia. Quizá como contraste, como relajación antes de la tormenta".

"Nunca hay una única razón para justificar que escribas algo, muchas veces ni siquiera intuyes lo que andas persiguiendo"

"Los escritores cuando estamos desarrollando algo somos seres bastante raros. A mí me da por no hablar, soy hermético. Recuerdo que en una época me tocó vivir a solas con mi hijo, que estaba en la Universidad, y llegamos a un pacto: no dirigirnos la palabra cuando no tuviéramos ganas de hacerlo. Y era estupendo. Desayunábamos un día charlando de cualquier cosa y otro día, si estábamos concentrados en nuestras cosas, ni nos saludábamos. Esto mi hijo lo entendió, pero seguramente le fue más difícil comprenderlo a alguna de mis parejas".

Lo demás, en el estupendo artículo de Trueba. Y la bola extra la da Marcos Ordoñez con un repaso de la obra de Stoppard. Imprescindible.

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