domingo, 20 de septiembre de 2009

Entrevista a Thomas Vinterberg, uno de los padres del Dogma


“La idea detrás del Dogma era despojar el cine. Significaba quitar todas las reglas que ocurren entre la pantalla y el público.”

Durante el pasado festival Cinema Jove tuve la suerte de poder entrevistar a Thomas Vinterberg, uno de los papás del movimiento Dogma. Como muchos ya sabéis trabajo de guionista en el programa de cine autonómico (Ficcionari) y es muy interesante ponerte a hablar de cine con gente como Thomas. Como la entrevista no pudo salir entera en el programa, la cuelgo aquí por si os interesa. Tengo que dar las gracias a Carlos Aparicio, Alex Crespo y Pablo Vila por ayudarme con la traducción (y con mi inglés patatero). Y a todo el equipo del programa y la productora. Hablar de cine siempre es un placer :)

Bon profit.

- ¿Recuerdas la primera vez que te pusiste detrás de una cámara?

La primera vez tenía 16 años. Quería ser guitarrista de rock pero no era bueno. Me junté con un amigo para pedir dinero al Estado y la televisión nacional. Era un mediometraje de 45 minutos, y eso me costó 3 o 4 años. No tenia ni idea de la dificultad que entraña.
Después ingresé en la Escuela de Cine de Copenhague

- ¿De dónde nace el argumento de ‘Celebración’?

‘Celebración’ era una historia verdadera que ocurrió y la había oído en la radio. La encontré tremendamente impactante. En mi país en los 90 era una ruptura de los tabús hablar de los abusos infantiles. Encontré una historia escandalosa que se ajustaba al concepto del Dogma.
Dogma era un movimiento creado en los 90 por mi y Lars Von Trier donde establecimos algunas reglas para dirigir.
Así que con esta película me acercaba además a las formas del Dogma.

- ¿Es verdad que ‘Celebración’ está inspirada en ‘Fanny y Alexander’?

Por supuesto, me inspiré en ‘Fanny y Alexander’ y hasta ‘robé’ una escena de esa película. Es cuando todos corren dentro de la casa. Bergman la robó a su vez de ‘El gatopardo’, así que es en la tercera película que ocurre.
He encontrado siempre en ‘Fanny y Alexander’ una de las mejores inspiraciones de todos los tiempos cada vez que ruedo. Es una gran película.

- Tú y Lars von Trier creasteis los ‘votos de castidad’ del movimiento Dogma. ¿Recuerdas qué normas te gustaban más y cuáles menos?

Los que más me gustaban eran los específicos. Lo de la cámara en mano o nada de luces extras, que eran realmente simples. Cuando juegas como un chiquillo a indios y vaqueros dices: ¡Te disparo! Tienes que contar hasta diez antes de volver a levantarte. Es muy inspirador y creas una atmósfera buena. Como los niños otra vez.

Las reglas más complejas eran las ‘débiles’. ‘Nada de clásicas historias’ era una de las reglas. Es realmente difícil porque, ¿qué es exactamente una estructura clásica? Hubo mucho discusión sobre esto.
Otra regla era no poner nunca el nombre del director en los créditos,... pero me gustaba esa regla, porque no. Solo es una cuestión de agenda pública.

La idea detrás del Dogma era despojar el cine. Significaba quitar todas las reglas que ocurren entre la pantalla y el público. Quitar maquillaje, nada de atrezzo extra, nada de sets, nada de sonido extra ni música, la cámara irá siempre en la mano, nada de acciones artificiales, nada de focos o armas, nada de muertes, fuera todo eso.
Intentamos crear algo tan puro y expresivo como fuera posible. Y también intentamos romper las convenciones para saber qué rodar.

- Lars von Trier te escribio ‘Querida Wendy’, ¿Cómo fue vuestro método de trabajo?

Colaborar con Lars von Trier es muy simple porque él me dio un guión y somos muy distintos. La idea de esta película era hacerla juntos, pero somos muy diferentes. Lars es un genio matemático, provocador, y ve le mundo desde arriba, y mueve a sus personajes como si fueran piezas, y les pone filosófica y emocionalmente en situaciones muy complejas.

Cuando hago una película estoy confundido, emocionado y soy intuitivo, veo el mundo desde los ojos de los personajes, no desde arriba.
Creamos vidas en el guión, vida emocional y Lars lo acercó a mi universo. Los dos sabíamos que hacer y nos respetamos. Fue una gran colaboración. Disfruté con esa película. Lars es un tio especial y yo también, y tuvimos algunas discusiones pero no muchas.

- ¿Por qué te planteaste utilizar la voz en off en ‘Querida Wendy’?

La voz en off estaba en el guión y pienso que en aquel momento von Trier estaba obsesionado con ‘Barry Lyndon’, como podemos ver en todas sus películas de aquella época le gustaba la voz en off como en ‘Dogville’ y ‘Maderlay’, y definitivamente fue un reto porque la voz en off crea distancia y mi trabajo era quitársela y que la gente entrara en la historia.

- ¿Cómo recuerdas tu incursión en el cine americano?

‘Todo por amor’ fue una película complicada de hacer. El punto de partida era el suceso de ‘Celebración’, y era un mal punto de partida creativo.
Para mi hacer Dogma de nuevo era matarme creativamente, porque no tenía que repetir las cosas del Dogma porque entonces mi carrera seria muy simple.
Decidí crear una película en completa contradicción al Dogma. Mucha luz artificial, mucha música, distanciarse lo más posible, y no del aquí y el ahora, sino del mundo entero. Era el año 2000 y estaba ocupado pensando en el futuro. Intenté ser un profeta hablando sobre la tierra destruida por el hielo, y por catástrofes ecológicas y esas cosas.
Para mi esta película es un animal grande y raro por muchas cosas. A mucha gente no le gustó, no la entendieron. Es mi niño malo en el cine.

- ¿Cómo es trabajar con estrellas como Sean Penn y Joaquin Phoenix?

Cuando he trabajado con estrellas hay mucha mierda, mucho agente y dificultades de comunicación pero cuando ellos están en el set enfrente de ti es un proceso vital, grande, energético, igual que cuando trabajas con otros actores. En eso se nota mucho el cambio si trabajas en historias que no suceden en países de donde eres.

Me gustó trabajar con Sean Penn y Joaquin Phoenix. Los dos son realmente magníficos trabajadores y actores con mucha clase, y ellos se entregaron al proyecto. Eran generosos con su buena energía y entusiasmo. Los quiero a los dos, los considero amigos.

- ¿Cuál es el cine que interesa a Thomas Vinterberg?

Siempre pienso en películas viejas. La última con la que realmente disfruté fue con una de Tarkovsky, y de eso hace 20 años en blanco y negro.
En este momento el cine europeo es más interesante que el americano que está paralizado por la crisis mundial, con una tendencia al mainstream.
La última película interesante que vi de los Estados Unidos fue ‘El asesinato de Jesse James...’, y es que la encontré muy buena.

- ¿Cuál será tu próximo proyecto?

Después de ‘When a men comes home’ también haré otra película danesa, pero sin ningún actor que haya visto antes. Nuevas caras de Dinamarca. ‘When a men comes home’ es la película más cercana a mi mismo. Me gusta porque es el primer pasito hacia atrás, hacia mis raíces.
Mi próximo proyecto será en casa, porque es muy oscuro, muy danés, y creo que muy interesante, y se llamará ‘Submarino’.

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